Si aún tienes la idea que poner una lámpara en el techo de la habitación es suficiente, pues estás equivocado, cada espacio necesita una personalización de iluminación según su uso dentro de tu hogar.
Para comenzar es importante definir el color de la luz, los tonos cálidos relajan y los fríos estimulan. Nuestros ojos están acostumbrados a la luz del sol que es un poco amarilla y es la que consideramos como “luz natural” esta es idónea para la iluminación general de cualquier espacio.
Los tipos de luz son:
General: ilumina las habitaciones para que pueda verse o desplazarse a través de ellas.
Puntual: es más intensa y concentrada que la luz general, y está presente cuando no es suficiente la luz general para cierta actividad que se necesita llevar a cabo dentro de un espacio.
De exposición: se utiliza para resaltar los objetos o figuras que está iluminando.
Decorativa: tubos de neón o estructuras de luz que tienen un papel protagónico más allá de iluminar.
Define qué es lo que quieres lograr con la iluminación de cada espacio y qué actividades vas a realizar en cada uno de ellos. No necesitaras la misma luz para el estudio que para la cocina o para el baño. Ya que hayas definido que habitaciones necesitan mayor luz, puedes comenzar a diseñar y acomodar los distintos tipos de luz que te compartimos con anterioridad.